El Expreso de Oriente era el tren, inaugurado en 1.883, que unía París con Estambul. Su ruta sufrió variaciones a lo largo de los años, tanto por motivos políticos como logísticos. Epítome del lujo, sus pasajeros iban desde los grandes millonarios burgueses a los aristócratas más selectos.
Comienzos.
La ruta inicial se realizaba dos veces por semana saliendo de la estación del Este (Gare de l’Est), en París, y terminando en la ciudad de Giurgiu, en Rumanía, pasando por Estrasburgo, Múnich, Viena, Budapest y Bucarest. De Giurgiu, los pasajeros eran transportados a través del Danubio hasta la ciudad de Ruse, en Bulgaria. De allí otro tren los llevaba hasta Varna, donde podían tomar un ferry para Estambul. En 1919 se inauguró el túnel Simplon, uniendo Suiza con Italia, posibilitando así una ruta alternativa hasta Estambul. Se inaugura de esta forma el servicio Simplon Orient Express, que pasaba (tras salir de París) por Lausana, Milán, Venecia y Trieste, uniéndose a la ruta original en Belgrado.
Actualidad.
En la actualidad, se ha reactivado el servicio, aunque diferente a lo que fue en su origen. Se renovaron varios vagones Pullman de las décadas del 20 y 30, diferentes de los originales de la Wagon-Lits, pero manteniendo el espíritu de lujo y confort de siempre.
Desde luego los precios no son el colmo de la mesura, pero la magia de un tren ambientado en estilo Art-déco, con suites suntuosas y tres restaurantes de alta cocina, con todos los servicios propios de un hotel de cinco estrellas y que recorre las ciudades más bellas de Europa (Venecia, Viena, Roma, Praga, París, Londres, Cracovia, Estambul, Budapest), merece la pena.